Los motivos de la prohibición, hoy


Las percepciones del problema con las drogas que tienen hoy en día nuestras sociedades se parecen poco a las que iniciaron este conflicto. Tampoco los motivos que entonces parecían prioritarios son asumidos hoy con la misma convicción, habiéndose desplazado las justificaciones de orden moral hacia las de tipo sanitario. Parece como si la transmisión cultural del rechazo fuera independiente de las causas que lo originaron. Pero con el agravante de que, como decía Santallana: “Cuando el fanatismo olvida sus objetivos, redobla sus esfuerzos.” Al olvidarse las causas reales, sólo queda una especie de motivación trascendente, más allá de la razón, y que se convierte en una ‘fe’. La prohibición de las drogas ha modificado la sociedad en aspectos fundamentales. En particular, las estructuras políticas generadas para mantener la prohibición son de tal magnitud que han pasado a convertirse en un problema por si mismas. Los cambios generados por el sistema tanto en las mentes como en las instituciones, se convierten así en motivos nuevos que dan nuevas justificaciones al mantenimiento del actual estado de cosas.

El cambio más significativo que la prohibición ha generado, consiste en haber conseguido que ‘la Droga’ se perciba como problema. La prohibición se implantó, por motivos extracientíficos, en un momento en el cual no existían grandes conflictos sociales con las drogas. Sin embargo, la problemática sanitaria generada por las restricciones impuestas a la manufactura y uso de las drogas, así como la criminalización provocada por la persecución policial de productores, vendedores y usuarios, han conseguido que ‘el problema de la Droga’ forme parte ya de la opinión pública de manera permanente, resultando difícil hacer entender la diferencia entre sustancias, usos y expectativas. Es un caso claro de profecía autocumplida: las estructuras políticas, médicas y morales de una sociedad, apoyadas por los medios de comunicación como amplificadores de sus mensajes, pueden crear ‘problemas’ a partir de realidades previas no percibidas como tales.

Hoy el prohibicionismo está fuertemente enraizado en nuestras sociedades y en la mente del hombre actual. En su mantenimiento influyen la inercia histórica; el silencio cómplice de quienes, desde el campo de la medicina y la ciencia conocen las bases acientíficas de la Prohibición y el de quienes prefieren optar por la ignorancia pese a que su papel público o profesional debería hacerles más críticos; la deformación de percepción que supone conocer sólo los casos conflictivos de consumo de drogas e ignorar su uso mayoritario no problemático; la coartada moral que para muchas personas supone saberse víctimas y enfermos sin voluntad, redimiéndoles esto de la necesidad de afrontar las consecuencias de sus decisiones; las restricciones legales con que la ciencia debe encarar los estudios sobre los efectos de las drogas y, en especial, sobre las ventajas de su uso responsable; o la autocensura de muchos científicos e intelectuales que, por no ser tachados como defensores de ‘la Droga’, prefieren callar o directamente adscribirse a las posiciones oficiales sobre la materia.

Entender en profundidad los mecanismos que perpetúan la Prohibición, nos puede ayudar a comprender también al hombre y la mujer de hoy: sus miedos, sus inquietudes, sus ambiciones, sus mentiras.... Comprendiendo los motivos ocultos de la guerra contra las drogas y los beneficios laterales que muchos obtienen de ella podremos entender mejor, en definitiva, cómo funciona la humanidad.

1 Comentarios:

Anonymous Carlos said...

Totalmente de acuerdo contigo, Jordi. Y enhorabuena por tu blog, es genial.

3:02 p. m.  

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