El Parlamento prohibe las comidas demasiado buenas

Tras un agrio debate parlamentario ha quedado aprobada, por amplio margen, la nueva “Ley para la Protección Integral de Salud Pública y el Bienestar Colectivo”, a la que sus oponentes ya han bautizado como “Ley contra el Bien Comer”. En su intervención defendiendo la moción, el Ministro de Bienestar y Salud Mental expresó que había que ampliar las actuales garantías de protección a los ciudadanos: “La opinión pública, ya no pide, sino reclama, que las autoridades asumamos con firmeza nuestra responsabilidad, y actuemos sin titubear contra el riesgo que supone la espiral adictiva a la que conducen determinados productos, y cuyo abuso conlleva la aparición de patologías."

La ley recién aprobada ilegaliza todas aquellas sustancias alimentarias que aporten un grado de satisfacción (según la escala DST-s3 para la medición de los estímulos satisfactorios), superior a 0,03. El razonamiento, sustentado por numerosas publicaciones científicas, y en el que se han apoyado los legisladores, es que cualquier sustancia que aporte una satisfacción excesiva, tiende a ser usada en exceso. Las primeras investigaciones, que llevaron a estandarizar la medición de la satisfacción mediante el aislamiento de satisfarinas en la medula espinal, habían tomado como punto de partida la sabiduría popular: todo lo que está bueno es malo, y ante el más mínimo problema físico, sólo deben ingerirse sustancias sosas, insípidas y mal cocinadas. Desde esta constatación, los investigadores descubrieron que, si una sustancia gusta menos es, en consecuencia, menos usada por los consumidores. Así, el consumo compulsivo de chocolate, huevos fritos, fabada, o cualquier otra composición alimentaria nociva, tiene su origen en que el individuo recibe un incremento de satisfarinas, es decir, que aquella comida, aun siendo tóxica, en el fondo “le gusta”. Reducir las satisfarinas redundaría, por tanto, en una elevación del bienestar colectivo e impediría que los ciudadanos se vieran abocados a entrar en un círculo que, en términos científicos, se conoce como ingesta-satisfacción-reingesta. La Conferencia Episcopal, el Colegio de Médicos y la Asociación Nacional en Pro del Estoicismo han aplaudido la decisión del congreso. El portavoz de los obispos ha declarado: “La ciencia nos permitirá ahora, mediante mediciones objetivas, combatir más eficazmente un pecado ancestral, de difícil erradicación, la gula.” Por el contrario, la Asociación a Favor de los Derechos Civiles, el Gremio de Restauradores y el Colectivo “Viva la Virgen”, han anunciado que interpondrán un recurso de inconstitucionalidad y organizarán movilizaciones bajo el lema “Desobediencia Civil: Hínchate a huevos con bacon”.