El alcohol prohibido: “Los irlandeses se emborrachan y buscan pelea”

La reacción contra el alcohol que culminó en EE UU con la ley seca, fue en gran parte derivada del rechazo a la minoría irlandesa, grupo que constituyó la primera entrada masiva de mano de obra barata en EE UU y que, a juicio de los americanos, se emborrachaban y buscaban pelea por su afición a los licores y vinos. Una vez más, conductas o grupos que no cuentan con la aprobación de una mayoría social son asociados a una sustancia psicoactiva a la que se atribuye la causa de su supuesta inferioridad moral. Durante finales del siglo XIX y principios del XX, fuertes grupos de presión, de honda raíz puritana, han luchado por que se ilegalizara la producción y el consumo de bebidas alcohólicas, a las que consideraban la raíz de muchos de los males de la sociedad: malos tratos a mujeres, pobreza, violencia... Esa presión hizo que se promulgase en 1920 la Ley Volstead, que prohibía la fabricación y comercio de licores. Las consecuencias de ese sonoro fracaso de ingeniería social son bien conocidas: envenenamientos por adulteración de los licores clandestinos, criminalización de los consumidores, expansión y consolidación del crimen organizado y corrupción de políticos, policías y jueces. Todo esto llevó a que 13 años más tarde, en 1933, el alcohol haya vuelto a ser legal.